viernes, 4 de marzo de 2011

Té de Naranjas.

Ah, espléndida noche.


Acaso es azul o colorada esa tristeza que viene de tanto en tanto. Esa que es (más o menos) profunda. No podría decir cuan diferente es de otras, tal vez lo es en un solo aspecto. No me deja llorarla... Ni siquiera amenaza anudada en mi garganta respirando bajo las aguas de mi ser, de latente a manifiesta, esperando a salir para dar una gran bocanada de aire. Esperando a salir para respirar, en la superficie. Lo más paradójico del tema es que es lo menos superficial con lo que me encontraré jamás. Porque la pinté a mano. Porque la toqué de oído.
Un día me dijiste, hagamosla mejor.. toquémosla de oído.
Ahora, se me hace costumbre sin que el tiempo me avise. Otoño, invierno. Lluvia y zapatitos rojos. ¿Lluvia? 
- Lágrimas. (hoy no)
Hoy ventana
Hoy helechos
Hoy helado derretido
Hoy escalones, uñas mordisqueadas.
Un martes más, un martes boca abajo y de noche.
Hay además una maraña, urdiembre extraordinaria y hojas sin enumerar mezcladas pero con un órden lógico alguna vez perdido, sin embargo probablemente encontrado. Esa noche no evadí nada, no intenté nada.
No me importó, o al menos pretendí que asi era. 
Me recosté en mi cama siempreverde respirando por la nariz y suspirando por la boca, con la vista nublada y los pies trepando por las paredes, deslizandose por las cortinas. 
Acá, margaritas. Pensando. ¿En qué? ¿Cuanto importa? No se sabe de cuantos en estas cuestiones. Nada de esto se mide: sería inutil y nefasto siquiera intentar ponerle una medida, un horario, un número a aquel martes. En hechos como estos no hay nada más que pensamientos e ideas que se absorben, se escupen y se abrazan. Mutan en acordes y se tararean. Yo las tarareo y cuando vos pensás que inventabas una canción más eran ellos, son mis cuerdas vocales en tu guitarra. 
¿A quién le va a doler la cabeza mañana? En este callejón del vaivén, del hoy bien y mañana mal hay subibajas, hamacas y péndulos. Todo oscila, todo dialéctico, todo excluyente y recíproco. Dualismos embotellados y rockanroles en calesitas. Todos en un callejón con una puerta enorme, con puentes a medio terminar y al menos tengo alternativas.
Termino los puentes o cavo la salida.

Algunas cosas no tienen porqué ser perpétuas.

Soy un campo de batalla.


No hay comentarios:

Publicar un comentario